En nuestras vacaciones por Mallorca no nos podía faltar el hacer una sala de escape. Ya es sabido que sitio al que vamos, una cae mínimo. En este caso, fue La jaula de QuestQuest.
Llegábamos a un museo abandonado donde encontramos una exposición en la cual se puede leer "La jaula del coleccionista". Tras una introducción bastante clásica, nos encontramos encerrados en la citada jaula.
Hemos de decir que no es una sala de escape como a las que estamos acostumbrados, por lo que la experiencia tenía ese toque novedoso al que aún no nos habíamos enfrentado previamente. Eso sí, la actividad contaba con dos elementos esenciales de un escape room: Trabajo en equipo, y escapar a tiempo del experimento.
La ambientación no era nada del otro mundo, pero bastante adecuada al contexto. Realmente lo único que sabemos es que el coleccionista quería experimentar con nosotros, por tanto, aunque las pruebas eran aleatorias y mezclaba un poco de todo, ponía a prueba el ingenio, la relación de conceptos y la coordinación y comunicación del equipo.
La chica que nos atendió fue muy amable desde el momento que llamamos para reservar. Se interesó por nosotros y en que disfrutásemos de la experiencia, ofreciéndonos alternativa al juego seleccionado previamente, al contar con más experiencia. Fue un reto y un acierto visitar QuestQuest en Palma.